viernes, 10 de abril de 2015

La catástrofe de Yarmouk


A 8 kilómetros del centro de Damasco, capital de la República Árabe Siria, se encuentra el distrito de Yarmouk, donde se refugian miles de palestinos que desde hace décadas vienen escapando del terror judío en Gaza, los Altos del Golán y Cisjordania. Cuando se fundó en la década de los cincuenta del siglo XX, solo era un multitudinario campo de refugiados, y con las décadas se ha convertido en un distrito periférico de la capital siria completamente hacinado, dependiente de la ayuda humanitaria internacional frente a la incapacidad total del Gobierno sirio, y a su desinterés, para afrontar la situación de los palestinos allí presentes. 


Ahora, en Yarmouk ya solo quedan unos 18 mil refugiados palestinos, entre ellos aproximadamente unos 3,500 niños. Y es que la crisis se ha agravado. Cuando la Guerra Civil Siria se inició en 2012 entre el gobierno genocida de Bashar al-Assad y los rebeldes sirios, atomizados en distintos frentes de lucha, Yarmouk sufrió los embates de la guerra al ser uno de los tantos focos de los enfrentamientos armados entre el Ejército Sirio Libre (ESL) y el Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG), aliado este último al Gobierno sirio.


Desde entonces las condiciones de vida en Yarmouk, que ya de por sí eran difíciles, han empeorado dramáticamente, pues en setiembre de 2014 el suministro de agua se interrumpió tras ser destruido, mientras que el Gobierno sirio ha convertido al distrito prácticamente en un gueto interrumpiendo el suministro eléctrico y las vías de acceso al área debido a los enfrentamientos armados, por lo cual la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés), de la cual depende el 95% de la población palestina de Yarmouk, ya no puede seguir ingresando para ayudar con los suministros alimenticios y sanitarios a los civiles.


Sin embargo, la situación se ha empeorado a niveles catastróficos desde finales del mes pasado (marzo de 2015), cuando el Estado Islámico (antes llamado Estado Islámico de Irak y el Levante) logró entrar a los barrios periféricos de Damasco, principalmente a Yarmouk, ayudado por el Frente al-Nusra, afiliado a la red de al-Qaeda, fecha desde la cual los enfrentamientos armados se han encrudecido. Y mientras el Estados Islámico y el Frente al-Nusra toman Yarmouk calle por calle, les hacen frente los grupos armados rebeldes Aknaf Bait al-Maqdis (aliado de Hamas en la Franja de Gaza) y Yeish al-Islam (afiliado al Frente Islámico Sirio), quienes solos no pueden hacerles frente a los invasores. Mientras tanto, el Gobierno sirio, en vez de ayudar a expulsar a los invasores ultra radicales, solo se limita a bombardear indiscriminadamente el distrito con demencial barbarie. Y claro, no solo mueren los combatientes de los grupos de ambos bandos, sino que también los civiles, quienes simplemente no pueden huir de Yarmouk por el fuego cruzado y el bloqueo militar de las fuerzas gubernamentales sirias. Realmente un verdadero infierno.


La comunidad internacional no dice mucho al respecto. Ban Ki-moon, Secretario General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), como siempre, solo "desea" que todo se resuelva pacíficamente (uy, sí, qué fácil, ¿no?), como si a través de la ONU hiciera gran trabajo por destruir al Estado Islámico. Y claro, Estados Unidos, el gran causante de esta situación que está destrozando al Mundo Árabe desde los últimos años se limita a guardar silencio en lo que respecta a Yarmouk y los refugiados palestinos, porque en el fondo esta guerra la ocasionó el Gobierno estadounidense cuando se metió a Irak para usurpar su petróleo y radicalizó en extremo a las masas islamistas ya radicales, y desmanteló al Gobierno iraquí y a sus fuerzas armadas; y cuando dejó el país en 2011 fue muy fácil para los yihadistas tomar posesión de las ciudades, bases militares y centros petroleros sin autoridad ni presencia gubernamental, y hacerse con el armamento existente y los recursos económicos que les ha ayudado a financiarse y tomar el control de gran parte del territorio iraquí y sirio, y aniquilar sistemáticamente a la población civil sin ningún tipo de discriminación, y con ello ganar el apoyo de otros grupos yihadistas y radicales más pequeños y fomentar la creación de nuevos grupos yihadistas ultra radicales en todo el Mundo Musulmán, desde el norte de África hasta la Indochina en Asia. Estados Unidos carga consigo, pues, la responsabilidad total de esta tragedia humanitaria en el Mundo Musulmán. 


Y el gran beneficiario de todo este conflicto es Israel, pues mientras los países musulmanes empiezan a caer en debacle por las guerras civiles y el terror del Estados Islámico, Israel saca jugo del debilitamiento, salvo Irán, de sus mayores enemigos en la región (Irak, Siria, Egipto, Líbano y los propios palestinos), con la seguridad de que la comunidad internacional sí acudirá en su auxilio inmediato si es que el Estado Islámico amenazara siquiera con invadir sus territorios. Qué gran negocio es la guerra; qué triste.



Viernes 10 de abril de 2015
(Fotografías, de arriba a abajo, por: UNRWA (mar. 2014, abr. 2015), LCC para el blog The Arab Chronicle (ene. 2014), UNRWA (ene. 2014), Anwar Amro vía Gretty Images (ene. 2014), Anwar Amro para AFP (set. 2013) y Ward al-Keswani para Reuters (jul. 2014)) 
(Video de Samah Salaime para Arab Women in the Center - AWC (2015))
GianGian Producciones

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