martes, 13 de marzo de 2012

Jaime de Althaus: el hipócrita

Como tantos a todo lo largo de la querida Latinoamérica, acá en el Perú tenemos, lamentablemente, a nuestras propias lacras nacionales. Entre aquellos gérmenes pusilánimes, esas garrapatas que no se salen ni se mueren fácilmente, se encuentra Jaime de Althaus Guarderas, que entre otras cosas es un arrastrado del capitalismo internacional y vocero sin vergüenza de la derecha peruana, amante del fujimorismo genocida y dictatorial, y a quien, además, se le cae la baba y le brillan los ojos cuando le hablan de minería, porque si hay algo que este sujeto ama con verdadera excitación y fervor es la industria extractiva.
Este zángano, parásito del Sistema, se viste de periodista y cada día de lunes a viernes sale en su programa de televisión a defender lo único que sabe defender: las empresas. Y es que el germen chupasangre este piensa que solo con la dictadura del capital se puede progresar; no concibe en su limitada y escasa capacidad cerebral que el capital no es lo único que hay. En ese sentido, el asqueroso este no se diferencia mucho de los stalinistas y maoístas que al igual que los senderistas peruanos creían que solo con la dictadura del proletariado se podía progresar. Cree fielmente, porque es un hijo de la Revolución Industrial con todas las de la ley, que este Sistema capitalista neoliberal (que tuvo sus orígenes en la Industrialización del siglo XVIII y que se basa en el capital) nos llevará al progreso, que todos seremos ricos y nos bañaremos en oro fundido y nos limpiaremos las heces con billetes de a cien. Cree fielmente por eso en la empresa, en el capital y defiende a capa y espada todo interés privado. Y defiende a las empresas porque, como suele decir él, "hay que respetar los derechos de las empresas", pero jamás defendería el tipejo este los derechos de los ciudadanos, ni mucho menos sus intereses o su bienestar. Y entonces, a pesar de que en realidad es un transnacionalista neoliberal y detesta en el fondo al Estado -porque lo juzga ineficiente y una porquería-, suele decir que el Estado debe respetar a las empresas, sus derechos e intereses, "por el bienestar social y nacional". ¡Claro! Es que al parásito este jamás le enseñaron que cuando en Guatemala el Presidente Jacobo Arbenz llevó a cabo la reforma agraria para cumplir lo que era en su país un reclamo social de varias décadas, debido a que Guatemala era por ese entonces un país aún con rezagos descomunales de colonialismo oligárquico, fue justamente la empresa privada United Fruit la que hizo que el entonces Presidente de Estados Unidos, D. Eisenhower, ordenara a la CIA intervenir el país centroamericano en 1954 a través de un golpe de Estado perpetuado por el entonces coronel Carlos Castillo Armas, quien tras el golpe se convirtió en dictador de Guatemala. Tampoco le han enseñado al tipejo este, a pesar de que es antropólogo de profesión, que el Perú, como tantos países latinoamericanos, ha tenido que sufrir una larga historia de abusos y violaciones de toda índole por causa de la oligarquía que existió desde la colonia y que perduró por más de cien años desde su independencia, la misma que apoyó a cuanto dictadorcillo se hizo con el poder de la República y que, una vez expandido el capitalismo y por tanto el empresariado transnacional, ha convertido al país en un verdadero burdel de las inversiones privadas, sean extranjeras o nacionales. Y como al sujeto este no le han enseñado nada más que a reptar por el suelo y las piernas desvestidas de los mineros transnacionales y de los grandes grupos empresariales, se jacta día a día de ser un incansable "demócrata" y un perpetuo "defensor" de las libertades. Claro, claro. Suponemos que es entonces justamente por eso que Jaime de Althaus es un arduo e incansable denunciante de las violaciones de derechos humanos que el Gobierno de la República Popular China comete contra los trabajadores chinos, a quienes somete a un sistema laboral de semiesclavitud y a quienes mantiene con sueldos de hambre. Suponemos que es justamente por eso que este demócrata denuncia arduamente las violaciones de derechos humanos que el Gobierno de Estados Unidos comete en Afganistán o en Guantánamo, o justamente por eso que se opone a la violación de la soberanía argentina en las Malvinas por parte del Reino Unido. Suponemos que es justamente por eso que Jaime de Althaus defiende el medio ambiente que precisamente Estados Unidos y la República Popular China -las dos mayores economías del mundo- contaminan y destruyen día a día. Suponemos que es porque es un demócrata que defendió los derechos de propiedad de los peruanos de Bagua que en 2009 se alzaron en huelga y protesta contra el Gobierno de Alan García Pérez cuando este pretendió violar sus propiedades y quitárselas para extraer gas y petróleo. Suponemos que es también por eso que Jaime de Althaus, así como denuncia a la minería informal (a la cual nosotros también detestamos), del mismo modo y con el mismo fervor, denuncia a la minería formal cuando esta incumple sus tratados medioambientales y sus obligaciones laborales con los trabajadores mineros, como Yanacocha, Barrick, Antamina y muchas otras más. ¡Uy sí, cómo no!
Pues no, en lo absoluto defiende este sujeto el bienestar social, los derechos ciudadanos y mucho menos las libertades. Porque cuando entrevista a sus interesantísimos invitados sobre el proyecto minero Conga, declara sin escrúpulos que "el Gobierno debería mandar a Cajamarca al ejército para imponer el orden y hacer respetar la inversión privada". O sea, ahora resulta que no solo ya no detesta al Estado, sino que ahora quiere usar al Estado justamente para acribillar a quienes forman el Estado: los ciudadanos. Y es que el zanganoide este no cree pues en las libertades, mucho menos en las libertades de huelga o manifestación, no cree en el derecho constitucional a la insurrección civil que tienen todos los ciudadanos de la República. No, al contrario. Este sujeto, parásito del Sistema, cree en la dictadura del Capital, no solo a través del sistema monetario, bancario y comercial, sino también a través del militarismo al servicio del empresariado. Como quien dice, este es de esos liberales -neoliberales, capitalistas o como se hagan llamar- que se juran anarquistas del nuevo milenio cuando les conviene y luego se juran militaristas represivos cuando la situación ya no les es favorable. Es decir, es un fascista, al mismo estilo de Pinochet, Videla y Batista, al mismo estilo de Franco, Bush y Hu Jintao, y al mismo estilo de Fujimori, a quien ama y admira, razón por la cual desfilan por su programa todos los fujimoristas y defensores amantes de ese régimen genocida y dictatorial golpista que le costó al Perú diez años de corrupción y prostitución estatal, diez años de sangre, hambre, miseria y dolor.
A nosotros nos queda absolutamente claro: este Jaime de Althaus es un zángano, un chupasangre de los que reptan, un oprobio a la propia existencia, un vocero del Sistema, un terrorista al servicio del capitalismo internacional, un vómito, un cuajo repugnante, un trozo de escoria. En fin, una mierda -en todo el sentido de la palabra-.



Martes 13 de marzo de 2012.
(Editado el día domingo 18 de marzo de 2012).
GianGian Producciones.

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