domingo, 28 de junio de 2009

La mentira del hombre y la mujer


¿Alguien sabe cuál es la diferencia entre hombre y masculino o entre mujer y femenino? Seguro que nadie lo sabe, pues incluso en el diccionario Larousse, ilustre y reconocido compendio de nuestro idioma, no figura diferencia alguna. Lo pueden corroborar si gustan. Pero yo les diré cuál es la diferencia.
Empezaré con un ejemplo. Yo soy hombre, pero a la vez soy masculino. En realidad soy por especie y conformación genética masculino, un humano masculino. Mi mamá es una humana femenina y mujer a la vez, al igual que mi abuela. Pero la diferencia es que mi mamá y mi abuela, ambas siendo femeninas, no son mujeres iguales. ¿Por qué? Simple. Mi abuela nació en 1929 y mi mamá en 1966, lo que genera que posean patrones culturales distintos, pues fueron aculturizadas en distintas épocas bajo distintos patrones culturales propios de sus épocas. Así, mi mamá es una mujer distinta a mi abuela. Lo mismo pasa entre mi papá y yo.
Pero a lo que voy con estos ejemplos es que una femenina y un masculino no son necesariamente mujer y hombre, respectivamente, pues como decía Simone de Beauvoir, acérrima feminista, la mujer no nace mujer, sino que se hace mujer. El mismo criterio se aplica al hombre, pues el hombre tampoco nace hombre, sino que se hace hombre; o más bien dicho, lo hacen hombre. ¿Por qué digo esto? Presten atención. Un bebé con pene es un masculino, no un hombre, pues será transformado en un hombre con el pasar del tiempo mediante la escuela y la sociedad (familia principalmente). ¿Pero qué significa que es hecho o transformado en hombre? Significa que a ese bebé, durante su niñez, se le enseñará a vestir con pantalón suelto y no con pantalón pegado o con falda. Se le enseñará que para ser hombre tiene que jugar con carritos y con soldaditos y a la guerra. Se le enseñará que debe ser rudo, valiente y tener el pelo corto, que no le debe de gustar el color rosa ni dibujar corazones. Al contrario, se le enseñará que para ser hombre debe de gustar del color negro, azul o rojo y que debe de dibujar sangre, muertos y aviones. Un niño que pinta corazones es maricón, no es hombre, no es un macho. Mentira. ¿Quién dijo que para ser hombre hay que vestir con pantalón suelto y no dibujar corazones o ser rudo? Igualmente pasa con la mujer. A la femenina se le enseñará que debe ser cortés, delicada y sensual, que debe vestir con falda (de preferencia con minifalda para que haga alarde de su “encanto femenino”). Además, se le enseñará que su color es el rosado y que su deporte es el Vóley y que para ella están hechas las novelas y las películas románticas. Una mujer que no vea películas románticas y que guste de las películas de Terminator es una machona. Si notan, ambos términos están cargados de estereotipos y patrones culturales retrógradas. Somos masculinos y/o femeninas, pero no somos hombres ni mujeres, pues esos términos nos han sido otorgados por el Sistema, por la cultura. Nos han metido en la cabeza cómo actuar, como pensar y como ser. Nos han metido en la cabeza que para ser hombre hay que ser rudo y tosco y que para ser mujer hay que ser sensual y romántica. Esas son estupideces, falsas verdades.

Domingo 28 de junio de 2009.
GianGian Producciones.

2 comentarios:

Jimmy dijo...

Yo por eso soy romántico y sensual (H)

GianGian Producciones dijo...

JAJAJAJAA XD