Once años de colegio, cinco de universidad y los únicos héroes de quienes nos han hablado y de quienes hemos oído hablar son de héroes perdedores, héroes que han perdido batallas y que son héroes por eso, por dar todo aún sabiendo que iban a perderlo todo, incluyendo sus propias vidas. Héroes que lo dieron todo por el Perú. Sí, esos son nuestros héroes. Pero son héroes que lo dieron todo y lo perdieron todo durante la guerra con Chile, son los héroes que murieron, son los héroes que cayeron y cayeron, que lucharon y lucharon y que gritaron y gritaron siempre ¡Perú! Esos son nuestros héroes, héroes que nunca se rindieron. Nuestros héroes. A quienes les debemos respeto y reconocimiento. No lo podemos negar. Pero, ahí afuera, hay muchos más héroes, miles de héroes, vivos, aún vivitos y coleando. ¿Dónde están? ¿Qué es de ellos? Más aún, ¿quiénes son? Están en nuestra sierra y selva, en las pequeñas comunidades rurales de nuestro Perú profundo. Y están ahí, abandonados, enfermos, mutilados, cansados, desilusionados y amargos. Sí, están ahí. Nuestros héroes están ahí. Vivos igual que nosotros. Y son gente del campo, agricultores, pobres y muchos de ellos analfabetos, no saben ni escribir ni leer. Muchos de ellos no hablan castellano, pero sí hablan quechua. Y sí que lo hablan bien, tan bien como nosotros hablamos el castellano. ¿Y por qué son ellos nuestros héroes? Lo son, no lo duden. Lo son porque nos defendieron y se defendieron ellos mismos. ¿Y de quienes nos defendieron? Pues nos defendieron de los terroristas, porque formaron parte de las filas antiterroristas cuando el aparato estatal peruano no hacía nada por lanzar una lucha antiterrorista eficiente y severa. Así fue, así sucedió. Mientras el MRTA y Sendero Luminoso arrasaban con cuanto poblado se les cruzaba en el interior del país y el gobierno seguía robando el dinero estatal y manipulando los medios de comunicación, unos peruanos sufridos y artos de la realidad se armaron con valor y empezaron a agruparse y organizarse, fabricaron fusiles caseros y se lanzaron a combatir a los terroristas. Y recordemos que estos peruanos valientes peleaban contra sus propias familias, porque las filas terroristas estaban compuestas por sus hermanos, hijos y etc. Esos son también nuestros héroes, porque sin ninguna ayuda estatal ellos se arrojaron a pelear y luchar contra el terrorismo, contra ese terrorismo que les ofrecía acabar con ese Estado que no los beneficiaba y que los excluía. Y, aún así, ellos lucharon y lucharon. Murieron, fueron mutilados y siguieron muriendo. Pero ahí están. Ahora los conocemos como ronderos. Pero son nuestros héroes. Nuestros, porque nos salvaron, porque sin ellos los terroristas hubieran llegado a Lima con facilidad. Héroes porque lucharon sin ningún apoyo estatal, sin el apoyo del gobierno, de ese gobierno que supuestamente los representaba y los representa. Y, aún hoy, siguen igual, sin ningún beneficio, sin ningún apoyo ni reconocimiento. Pero, aún así, aún sin reconocimiento, sin apoyo ni nada, ellos siguen ahí, armándose nuevamente porque el terrorismo ha vuelto a resurgir. Talvez ya no como terrorismo, pero sí como narcoterrorismo. Pero ellos están ahí, dispuestos a pelear por la patria, por esa patria que no los reconoce y que no los apoya, por esa patria que les es indiferente, por su Perú, por los peruanos y para los peruanos, por esos peruanos que no los conocen, que no los apoyan, por esos peruanos que les son indiferentes, por esos peruanos que ni ellos mismos conocen. Pero qué importa, ellos pelearán. Pelearán porque son héroes. Héroes de la patria, de nosotros y de sus familias, de ellos mismos. Son héroes del Perú, pero no los conocemos y, menos, nos enseñan sobre ellos, ni en el colegio ni en la universidad. Son los otros héroes de la patria. Son los ronderos. Son aquellos que recibieron una mísera cantidad de armamento por Alan García durante su primer gobierno y que, luego, fueron legalizados por Fujimori. Son esos mismos ronderos que luego de ser derrotado, entre comillas, el terrorismo, fueron abandonados y olvidados por Fujimori, por Toledo y, ahora último, por Alan García nuevamente. Y así se pasa el tiempo, los años, los meses y los días. El terrorismo emerge de sus cenizas y ellos vuelven a resurgir también, aunque tenga que ser sin el apoyo del gobierno, de su patria querida. Pero son nuestros héroes, a los que les debemos respeto también. Y es que no son de esos héroes limeños, adinerados y de buena casa, familia ni casta, no son blancos ni hispanohablantes, ni educados en colegios prestigiosos de la Lima capital, pero sí son de armas tomar y de huevos bien puestos. Son cobrizos, como dijo hace un tiempo nuestro cerdo y rechoncho presidente, pero luchan por el Perú, aunque el Perú esté dominado por los blancos, por los limeños. No importa, ellos están ahí, dispuestos a volver a la guerra anti-subversiva. Son héroes y hay que aprender a reconocerlos. Son héroes, de la patria, de sus hijos y familias y de nosotros, de mí y de ti. Héroes, ronderos, gente de la sierra, de la selva, rurales, pero héroes y de los verdaderos. No lo olvides, son ronderos, son héroes.Domingo 3 de mayo de 2009.
(Corregido el día domingo 7 de abril de 2012)
GianGian Producciones.
1 comentarios:
Si no hablan castellano y solo usan el quechua, seguro Aldito M (M de mierda) pide que los metan presos.
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