Día Internacional de los Trabajadores, Primero de Mayo. Vivan los trabajadores, esos hombres y mujeres que no están de ociosos/as. Que vivan esas personas que trabajan y se rompen el lomo como mulas para poder sobrevivir, pero no diré viva por como trabajan.
Desde su creación por el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, el Primero de Mayo ha sido un homenaje a los mártires de Chicago, anarquistas sindicales, que fueron ejecutados por el gobierno estadounidense por haber salido a las calles el primero de mayo de 1886 para conseguir la jornada laboral de ocho horas en la revuelta de Haymarket, en Chicago. Ha ellos, les debemos que legalmente se trabaje sólo ocho horas, aunque en la realidad ello ya no sea así. Pero que la jornada laboral de ocho horas haya desaparecido ya, prácticamente, es gracias al ultra capitalismo liberal de consumo que se estableció desde mitad de los ochentas con la globalización por el dominio económico de Estados Unidos. Esta globalización que nos ha dado innegables facilidades comunicativas, rapidez e infinitas puertas a la información gracias al Internet, también nos ha dado mayores injusticias, sobre todo en el ámbito laboral, pues ese ultra capitalismo, que por sobre todo impone por naturaleza el predominio de la economía y el mercado por encima de los derechos laborales, pues son estos obstáculos primarios para su desarrollo. Y así es, aunque muchos digan que hay derechos para el trabajador y que la jornada de ocho horas se respeta, sabemos todos que no es así pues. Sabemos todos que las ocho horas ya no existen, que ahora o trabajas o te cagas de hambre. Ese es el sistema laboral que defienden nuestros queridos gobiernos, que por cierto son gobiernos del pueblo, para el pueblo y por el pueblo (pff). No pues. No es así. Los gobiernos se zurran en los derechos del trabajador, se zurran en las ocho horas, se zurran en los sueldos y en los sindicatos, tanto así, que han abolido los sindicatos, los han suprimido sin ninguna vergüenza, con una conchudez asquerosa y repugnante. ¿Y por qué los han suprimido, abolido? Pues porque los sindicatos eran los intermediarios entre el trabajador y la empresa, entre el trabajador y el gobierno. Eran ese ente necesario para que los derechos laborales sean respetados. Pero qué pues iban a durar en estos tiempos de esclavitud camuflada, donde el hombre y la mujer tienen que trabajar y trabajar por un sueldo de miedo y de hambre. ¡Que vergüenza! Que vergüenza que andemos felices de la vida sabiendo que los gobiernos se cagan de la risa en nuestras propias caras y, sobre todo, en nuestros propios derechos. Por eso, hoy miles de trabajadores, hartos de seguir viviendo en el hambre y la miseria, en la injusticia y el atropello, han salido a las calles de Chile, Venezuela, Francia, Alemania, Turquía, Perú y muchos más países para reclamar sus derechos, para hacerse escuchar, para hacerles recordar a los gobiernos que el abuso de poder, la represión y la injusticia no la pasamos por alto. Hoy, miles de trabajadores manifestaron en contra del atropello y la injusticia, manifestaron por lo que debemos tener en cuenta y nunca olvidar es nuestro derecho, pleno y justo: la jornada laboral de ocho horas.
Viva la clase obrera, viva el trabajador y la trabajadora y vivan todos aquellos que serán algún día un trabajador/a más. ¡Viva!
Viva la clase obrera, viva el trabajador y la trabajadora y vivan todos aquellos que serán algún día un trabajador/a más. ¡Viva!
Viernes 1 de mayo de 2009.
GianGian Producciones.
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