Hoy, los argentinos y latinoamericanos celebramos juntos la muerte de uno de los más grandes y despiadados genocidas que ha producido América Latina: Jorge Rafael Videla, quien gobernó dictatorialmente entre los años 1976 y 1981 a Argentina.
Recordemos, pues, que en la madrugada del 24 de marzo de 1976 la entonces Presidenta argentina María Estela Martínez de Perón fue derrocada de su cargo y arrestada por los militares. Así se inició la dictadura más sangrienta de Argentina.
María Estela Martínez de Perón se convirtió en Presidenta de la Nación en julio de 1974, tras la muerte del Presidente argentino Juan Domingo Perón, su esposo y de quien ella era su Vicepresidenta. A ella, como a su esposo, la derecha argentina le tenía una furibunda antipatía y un odio descontrolado. Y los empresarios argentinos, en realidad, ya habían venido planeando el Golpe de Estado con los militares desde hacía meses antes de marzo de 1976.
Las conversaciones entre la derecha argentina y los militares se iniciaron a mediados de 1975, cuando el empresario José Alfredo Martínez de Hoz se reunió en secreto con Jorge Rafael Videla, quien era entonces Comandante en Jefe del Ejército argentino. Allí acordaron su indivisible alianza y su sangriento plan: Tomar como como a dé lugar el Gobierno de Argentina para eliminar al Comunismo e introducir allí el Neoliberalismo que el Fondo Monetario Internacional y Estados Unidos impulsaban mundialmente a punta de bombazos y dictaduras por doquier.
Para ello se reunieron secretamente con distintas empresas, como Citröen, por ejemplo, para que presten no solamente su apoyo sino también su financiamiento. También se reunieron con representantes de diversos partidos políticos argentinos como el Partido Federal y lo Unión Cívica Radical para que no se opongan. Y finalmente con la Iglesia Católica, siempre dispuesta a prestar su apoyo, su dinero y su silencio a las derechas, como ya lo habían hecho con los nazis en Alemania, con los fascistas en Italia, España y Portugal, y como lo venían haciendo en Latinoamérica y en el Caribe.
Estados Unidos, gobernada entonces por Gerald Ford no se opuso cuando con anticipación el entonces Secretario de Estado, Henry Kissinger, se enteró de los planes golpistas. En realidad, Estados Unidos veía en aquellos planes la oportunidad ideal para sumar a Argentina a su grupo de repúblicas latinoamericanas satélites, siendo Argentina el único país del Cono Sur que aún no había sucumbido ante el Plan Cóndor, el cual había impuesto dictaduras en Chile, Bolivia, Perú, Uruguay, Paraguay y Brasil, con Augusto Pinochet Ugarte, Hugo Bánzer Suárez, Francisco Morales Bermúdez Cerruti, Juan María Bordaberry Arocena, Alfredo Stroessner Matiauda y Ernesto Geisel, respectivamente.
De esa manera, la Presidenta Martínez de Perón fue derrocada el 24 de marzo de 1976, y los golpistas impusieron una Junta Militar que se convertiría en el órgano supremo del Gobierno. Aquella primera Junta Militar estuvo compuesta por Jorge Rafael Videla (Ejército), Emilio Massera (Marina) y Orlando Ramón Agosti (Aviación), la cual nombró como Presidente de la Nación a Videla, otorgándole a este facultades ejecutivas, legislativas y judiciales.
Además, los golpistas disolvieron el Congreso Nacional, derrocaron también a las autoridades provinciales y también a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, nombrando en reemplazo a sus propios aliados para tenerlos de títeres.
Finalmente, los civiles y empresarios que participaron del golpe se repartieron cual pastel el Ministerio de Economía, así como también el de Educación. El empresario golpista José Alfredo Martínez de Hoz, como presidente del Consejo Empresario Argentino, se hizo cargo de ello, nombrando en el Banco Central al economista Adolfo Diz (exdirector ejecutivo del Fondo Monetario Internacional ). Y así fue que se inició el llamado Proceso de Reorganización Nacional, porque como tal no tenía plazos sino objetivos.
Videla, ya como Presidente de Argentina, creó los famosos y penosos Centros Clandestinos de Detención, de los cuales el más famoso y sangriento fue la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), al cual fueron mandados más de cinco mil detenidos clandestinamente, y que fueron el punto de inicio del plan ideológico de la dictadura. Y en resumidas cuentas, la ideología de la dictadura consistía en realizar una limpieza racial e ideológica en Argentina, implantando un terrorismo de Estado que no solo contó con la colaboración del empresariado argentino y de las Fuerzas Armadas, sino que también contó con el apoyo de la Iglesia Católica, de Estados Unidos, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, así como también de Gran Bretaña (a través de la Primera Ministra, Margaret Thatcher).
El Terrorismo de Estado consistió en una constante y sistemática persecución, detención y asesinato de judíos, gitanos, extranjeros (españoles, suecos, italianos, alemanes, griegos, franceses y otros) y descendientes de los pueblos originarios de América (aymaras, quechuas, chanés, kollas, maimaráes, mapuches, mocovíes, omaguacas, pampas, chulupís, charrúas, atacamas, calchaquíes, pehuenches, entre otros). Esto en el ámbito racial; mientras que en el ámbito ideológico fueron constante y sistemáticamente perseguidos, detenidos y asesinados cientos de homosexuales y transexuales, ateos, agnósticos, testigos de Jehová, protestantes y etcétera, así como también socialistas, comunistas, anarquistas, sindicalistas y líderes sociales, contando entre las víctimas también a muchos periodistas, escritores, artistas y pensadores, así como cientos de docentes y alumnos escolares y universitarios.
Pero sin lugar a dudas, lo más tenebroso y asqueroso de la dictadura fue el haber raptado y vendido a cientos de bebés que nacieron durante el encarcelamiento y cautiverio de sus madres en los Centros Clandestinos de Detención, así como el sistemático secuestro de niños que luego de ser torturados como arma psicológica contra sus padres, fueron dados en adopción a familias militares y/o civiles colaboracionistas con el régimen.
En resumen, fueron más de 30,000 los desaparecidos que produjo la bastarda y tenebrosa dictadura de Videla, que duró de marzo de 1976 a marzo de 1981, y de quienes lo siguieron en la presidencia: Roberto Eduardo Viola (de marzo a diciembre de 1981), Leopoldo Fortunato Galtieri (de diciembre de 1981 a junio de 1982) y Reynaldo Bignone (de julio de 1982 a diciembre de 1983).
El objetivo del régimen era claro: Introducir en Argentina el Neoliberalismo, surgido de las fauces de la Escuela de Chicago, vertiente tecnocrática del pensamiento de los economistas liberales de la Escuela de Chicago.
El Neoliberalismo, como ideología y planteamiento económico había surgido tras la Segunda Guerra Mundial, y con el auge y la expansión de las transnacionales hacia finales de la década de 1960, la necesidad de reducir a su mínima expresión el rol del Estado era crucial para los intereses económicos y políticos de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional con el objetivo de hacer colapsar a la Unión Soviética en el marco de la Guerra Fría. De ese modo, el experimento neoliberal fue puesto a prueba en Chile durante el gobierno del exdictador y genocida Augusto Pinochet, logrando lo que hoy tristemente se conoce como el "Milagro Chileno", y que no es más que el rápido crecimiento económico de Chile en detrimento de los derechos laborales, cívicos y constitucionales de sus ciudadanos a través de una sangrienta y sistemática política genocida de secuestro, tortura y asesinato de todo lo que pudiera representar una oposición.
Y en el caso del régimen del Proceso de Reorganización Nacional, este introdujo el Neoliberalismo en Argentina durante el gobierno de Jorge Rafael Videla con la ayuda del FMI y de los Estados Unidos, convirtiendo así a Argentina en el segundo país en adoptar esa política económica.
Para lo cual todo lo que representara o pudiera representar una oposición fue catalogado como "subversivo", y por tanto perseguido, censurado, o literalmente eliminado. Y ese fue el destino de los pocos medios de comunicación que no se arrastraron alrededor del régimen, como los diarios Clarín, La Nación y La Razón, entre otros; o también el destino de los tantos escritores, artistas y periodistas que no exaltaron al régimen; y el destino de los miles y miles de ciudadanos comunes que terminaron asesinados y desaparecidos por oponerse o siquiera pronunciarse en contra del régimen.
Sin embargo, el régimen cívico-militar no pudo hacerle frente a las cada vez más crecientes y frecuentes protestas ciudadanas ni tampoco a la presión internacional por la violación de los Derechos Humanos, y terminó cayendo a finales del año 1983, por lo cual la Junta Militar de ese entonces, la cuarta del régimen (compuesta por Cristino Nicolaides, Rubén Franco y Augusto Hughes) tuvo que convocar a elecciones para el periodo 1983-1989, en las cuales salió elegido Raúl Alfonsín, candidato entonces por la Unión Cívica Radical (la cual en un principio apoyó a la dictadura de Videla).
Así, en 1985 Jorge Rafael Videla fue hallado responsable de homicidio calificado por numerosos casos, de 504 privaciones ilegales de la libertad, torturas, robos agravados, falsedades ideológicas, usurpaciones, extorsión, sustracción de menores, supresión de documentos, y asesinatos, siendo por ello sentenciado a reclusión perpetua.
Sin embargo, pasados solamente 5 años de su encarcelamiento, fue liberado por un indulto del por ese entonces Presidente de Argentina, Carlos Saúl Menem, como parte de una política de reconciliación nacional con el fin de "superar el pasado". Pero en 1988 regresó a prisión tras ser dictaminado por la Justicia argentina que el secuestro de menores de edad es un crimen de lesa humanidad y que por tanto es imprescriptible. Pasó 38 días en prisión y luego le fue otorgado el privilegio de el arresto domiciliario por su edad.
Luego, en octubre de 2008 fue trasladado a la cárcel de Campo de Mayo, perdiendo el privilegio del arresto domiciliario por dictaminarse que la gravedad de sus crímenes son un escollo insalvable para otorgarle tal privilegio. Y el agosto de 2010 se dictaminó que el indulto que le fuera otorgado en 1990 por el entonces Presidente Menem era inconstitucional y que por tanto debía de ser cumplida efectivamente su sentencia a cadena perpetua.
Finalmente, y ya trasladado en 2012 a la cárcel común de Marcos Paz, el exdictador y genocida Jorge Rafael Videla fue hallado muerto en su celda por muerte común, reivindicando y justificando hasta el día de su muerte el Terrorismo de Estado del cual se valió su régimen para implantar en Argentina el que es hasta el día de hoy el más sangriento y asqueroso régimen dictatorial de derecha de la historia de Argentina, y probablemente también de América Latina.
Nosotros, los peruanos, nos sumamos a la alegría del pueblo argentino por la muerte de ese que fue Jorge Rafael Videla, un dictador, un genocida, un asesino, un títere de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional, y un maldito trozo de mierda. ¡Que te pudras!
Pero sin lugar a dudas, lo más tenebroso y asqueroso de la dictadura fue el haber raptado y vendido a cientos de bebés que nacieron durante el encarcelamiento y cautiverio de sus madres en los Centros Clandestinos de Detención, así como el sistemático secuestro de niños que luego de ser torturados como arma psicológica contra sus padres, fueron dados en adopción a familias militares y/o civiles colaboracionistas con el régimen.
En resumen, fueron más de 30,000 los desaparecidos que produjo la bastarda y tenebrosa dictadura de Videla, que duró de marzo de 1976 a marzo de 1981, y de quienes lo siguieron en la presidencia: Roberto Eduardo Viola (de marzo a diciembre de 1981), Leopoldo Fortunato Galtieri (de diciembre de 1981 a junio de 1982) y Reynaldo Bignone (de julio de 1982 a diciembre de 1983).
El objetivo del régimen era claro: Introducir en Argentina el Neoliberalismo, surgido de las fauces de la Escuela de Chicago, vertiente tecnocrática del pensamiento de los economistas liberales de la Escuela de Chicago.
El Neoliberalismo, como ideología y planteamiento económico había surgido tras la Segunda Guerra Mundial, y con el auge y la expansión de las transnacionales hacia finales de la década de 1960, la necesidad de reducir a su mínima expresión el rol del Estado era crucial para los intereses económicos y políticos de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional con el objetivo de hacer colapsar a la Unión Soviética en el marco de la Guerra Fría. De ese modo, el experimento neoliberal fue puesto a prueba en Chile durante el gobierno del exdictador y genocida Augusto Pinochet, logrando lo que hoy tristemente se conoce como el "Milagro Chileno", y que no es más que el rápido crecimiento económico de Chile en detrimento de los derechos laborales, cívicos y constitucionales de sus ciudadanos a través de una sangrienta y sistemática política genocida de secuestro, tortura y asesinato de todo lo que pudiera representar una oposición.
Y en el caso del régimen del Proceso de Reorganización Nacional, este introdujo el Neoliberalismo en Argentina durante el gobierno de Jorge Rafael Videla con la ayuda del FMI y de los Estados Unidos, convirtiendo así a Argentina en el segundo país en adoptar esa política económica.
Para lo cual todo lo que representara o pudiera representar una oposición fue catalogado como "subversivo", y por tanto perseguido, censurado, o literalmente eliminado. Y ese fue el destino de los pocos medios de comunicación que no se arrastraron alrededor del régimen, como los diarios Clarín, La Nación y La Razón, entre otros; o también el destino de los tantos escritores, artistas y periodistas que no exaltaron al régimen; y el destino de los miles y miles de ciudadanos comunes que terminaron asesinados y desaparecidos por oponerse o siquiera pronunciarse en contra del régimen.
Sin embargo, el régimen cívico-militar no pudo hacerle frente a las cada vez más crecientes y frecuentes protestas ciudadanas ni tampoco a la presión internacional por la violación de los Derechos Humanos, y terminó cayendo a finales del año 1983, por lo cual la Junta Militar de ese entonces, la cuarta del régimen (compuesta por Cristino Nicolaides, Rubén Franco y Augusto Hughes) tuvo que convocar a elecciones para el periodo 1983-1989, en las cuales salió elegido Raúl Alfonsín, candidato entonces por la Unión Cívica Radical (la cual en un principio apoyó a la dictadura de Videla).
Así, en 1985 Jorge Rafael Videla fue hallado responsable de homicidio calificado por numerosos casos, de 504 privaciones ilegales de la libertad, torturas, robos agravados, falsedades ideológicas, usurpaciones, extorsión, sustracción de menores, supresión de documentos, y asesinatos, siendo por ello sentenciado a reclusión perpetua.
Sin embargo, pasados solamente 5 años de su encarcelamiento, fue liberado por un indulto del por ese entonces Presidente de Argentina, Carlos Saúl Menem, como parte de una política de reconciliación nacional con el fin de "superar el pasado". Pero en 1988 regresó a prisión tras ser dictaminado por la Justicia argentina que el secuestro de menores de edad es un crimen de lesa humanidad y que por tanto es imprescriptible. Pasó 38 días en prisión y luego le fue otorgado el privilegio de el arresto domiciliario por su edad.
Luego, en octubre de 2008 fue trasladado a la cárcel de Campo de Mayo, perdiendo el privilegio del arresto domiciliario por dictaminarse que la gravedad de sus crímenes son un escollo insalvable para otorgarle tal privilegio. Y el agosto de 2010 se dictaminó que el indulto que le fuera otorgado en 1990 por el entonces Presidente Menem era inconstitucional y que por tanto debía de ser cumplida efectivamente su sentencia a cadena perpetua.
Finalmente, y ya trasladado en 2012 a la cárcel común de Marcos Paz, el exdictador y genocida Jorge Rafael Videla fue hallado muerto en su celda por muerte común, reivindicando y justificando hasta el día de su muerte el Terrorismo de Estado del cual se valió su régimen para implantar en Argentina el que es hasta el día de hoy el más sangriento y asqueroso régimen dictatorial de derecha de la historia de Argentina, y probablemente también de América Latina.
Nosotros, los peruanos, nos sumamos a la alegría del pueblo argentino por la muerte de ese que fue Jorge Rafael Videla, un dictador, un genocida, un asesino, un títere de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional, y un maldito trozo de mierda. ¡Que te pudras!
Viernes 17 de mayo de 2013
GianGian Producciones
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