sábado, 5 de junio de 2010

Dada, manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo (parte X)

X


Es patente que desde Gambetta, la guerra, el Panamá y l'affaire Steinheil, la inteligencia se encuentra en la calle. El inteligente se ha convertido en un tipo completo, normal. Lo que nos hace falta, lo que es de interés, lo que es raro porque posee las anomalías de un ser precioso, la frescura y la libertad de los grandes antihombres, es

EL IDIOTA

Dadá trabaja con todas sus fuerzas por la instauración del idiota en todas partes. Pero conscientemente. Y él mismo tiende cada vez más a volverse idiota.
Dadá es terrible. No le enternecen las derrotas de la inteligencia. Dadá es más bien cobarde, pero cobarde como un perro rabioso, no reconoce método ni exceso persuasivo.
La falta de jarreteras que lo hace agacharse sistemáticamente nos recuerda la famosa falta de sistema que en el fondo no existió nunca.
La falsa noticia fue lanzada por una lavandera en el pie de su página, la página fue llevada al país bárbaro donde los colibríes le hacen de sandwichmen de la naturaleza cordial.
Esto me lo contó un relojero que tenía en su mano una jeringa flexible que llamó, en recuerdo característico de los países tórridos, flemática e insinuante.



Sábado 5 de junio de 2010.
GianGian Producciones.

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